Desigualdad en la vejez: Leti y Don Arturo
Imagen 1. La pareja Leti y Don Arturo en su habitación en el barrio Galán. Marzo 2021, Manizales, Caldas
Estamos acostumbrados a la comodidad de una cama cálida, una habitación con sus paredes completas, un techo que nos protege de la lluvia, incluso un suelo donde no vamos a tener miedo de levantarnos a media noche en medio de la oscuridad porque es seguro. Pero, hay personas que no tienen la misma condición social.
En el caso de Leti y su pareja, don Arturo, viven en el barrio Galán de la ciudad de Manizales. Esta casa es el único patrimonio que tiene la pareja de adultos mayores. Día a día tienen que ver como su casa se va cayendo, se va al piso; ellos solo se deben quedar viendo esto, han pedido ayuda y nadie los escucha. “se cae a pedazos mi casa, el gobierno no me para bolas, los bomberos menos. Yo fui y nadie me hizo caso”, dice Leti. No tienen dinero para ellos mismos arreglarla. Su única ayuda es la que el gobierno les da a los mayores, solo les alcanza para comer.
Imagen 2. Patio compartido entre la casa de Leti y el vecino, en el barrio Galán. Marzo 2021, Manizales, Caldas
Su habitación es el único sitio de la casa donde no caen goteras, el techo está lleno de agujeros, inmediatamente llueve, deben correr con ollas y baldes para que su suelo no se moje y la madera no se deteriore más porque está lleno de tablas rotas y débiles, están desechas por el tiempo. Sin embargo, es el hogar de ellos, aman esa casa y hablan siempre de lo agradecidos que están por tenerla. Es una casa en bareque, sus paredes llenas de humedad, las mantienen tapadas con plásticos y cortinas para que no transcienda el frío y evitar resfriados.
En cuanto a su patio, que además es una huerta, monte abajo, es compartido con el vecino. Otro adulto mayor amigo de la casa, entre todos se acompañan, pero sobre todo se ayudan. Todos comparten que están solos, entonces se tienen el uno al otro. En la huerta pueden sembrar algunos productos para complementar su alimentación, el palo de limón, los tomates, la cebolla y otras ramas que utilizan para hacer bebidas (cuando les da gripa solo toman té hechos con las hojas de las ramas, ellos mismos se la tratan, además le incluyen miel y halls negro). Las gallinas ponedoras no faltan, tienen su propio corral y allí cada día recogen los huevos para el desayuno. Desde este patio se puede ver un gran paisaje, incluido el puente Olivares del barrio Galán.
Pero, también comparten el baño. El baño que tiene mejores condiciones, el funcional, porque el suyo está dañado, dice Leti que está tapado. Lleva mucho así, le han echado Coca-Cola, frutiño y diablo rojo (producto utilizado como destapacaños), nada ha servido. Ahora todo utilizan el mismo. Este baño está tapado por plásticos negros, ya que sus paredes están en astillas y para vaciar se debe hacer con cocadas de agua. No son las peores condiciones, pero tampoco son las más adecuadas para las personas. A su medida mantienen todo limpio y aseado. Ellos viven felices con lo poco que tienen porque todo lo agradecen.
Leti no sabía cómo atendernos, nos quería dar de todo lo que pudiera, un café le aceptamos, hecho en agua con panela, preparado con todo el gusto y cariño posible en esa mujer. Su cocina es amplia, tiene allí todo lo que necesita para preparar sus alimentos, no carece de un plato o una olla. Pero como la mayoría de espacios en su casa, no está en óptimas condiciones, se podrían lastimar porque hay tablas sobre tablas en el suelo. Les entra frío en las superficies; donde termina la pared están cubiertas por tablas medio pegadas.
Imagen 3. Baño compartido entre la casa de Leti y el vecino, en el barrio Galán. Marzo 2021, Manizales, Caldas.
Les hemos dado unas naranjas de obsequio, el rostro de Leti llevaba una gran sonrisa de agradecimiento. Acá pude ver que, aunque no están recibiendo mucho, con ese poco agradecen demasiado, porque ese poco no lo tenían momentos antes. La desigualdad es grave pero la indiferencia es aún peor. Si, aquella indiferencia es la que condena a los que tienen que rebuscar su comida diaria, a los que no tienen un apoyo, a los que han dejado abandonados porque ni sus familias están con ellos.
Los adultos mayores son los que ante situaciones difíciles, sufren más. De hecho, Leti y Don Arturo aún pueden valerse por sí mismos, van al médico, preparan sus alimentos, y todo esto sin ayuda. Pero, también es cierto que ya no se tiene la misma fuerza de años atrás, la edad llega acompañada de diversos factores que pueden ser contraproducentes o no para los seres humanos.
Algunos enfermarán, otros vivirán vigorosos hasta su último día, unos dependerán, otros serán tan independientes como puedan; algunos tendrán la fortuna de llegar a su vejez con dinero, otros tal vez no tendremos esa posibilidad. Pero, pueden aparecer sucesos inesperados, en este caso un virus para el que nadie estaba preparado.
La pandemia les ha dificultado más su situación, ellos no saben lo que significa, solo saben que deben llevar su tapabocas puesto y el alcohol rociarlo en sus manos cuando se entra de nuevo a casa, pero no saben lo que podría causar que alguno de ellos les pueda dar y les afecte de maneras no favorables, quedarían secuelas graves o leves o incluso la muerte. Se cuidan solo porque así la sociedad lo demanda, porque así se les exige.
Imagen 5. Desinfección de manos con alcohol al vecino de Leti en el patio de sus casas, en el barrio Galán. Marzo 2021, Manizales, Caldas.
Yeni Andrea Ocampo González
Estudiante de décimo semestre de antropología de la Universidad de Caldas
Este texto hace parte de mi trabajo de campo de la tesis de grado